jueves, 14 de julio de 2011

#RubalcabaContestaDO (crónica de una entrevista prevista)

Mr. 'R' con su dedito y su gesto. Con 'R' de revelador.
El hashtag de Twitter #rubalcabacontesta fue ayer miércoles Trending Topic en España, como consecuencia de la entrevista que el presidenciable Mister ‘R’ había concedido a Pedro Piqueras en Tele5. Nos habría encantado tener la oportunidad de contestar por nuestra parte a algunas de las respuestas del candidato y de hacerle otras preguntas que el entrevistador –manso, manso– se dejó en el tintero. Dado que eso no es posible, recogemos aquí las mejores perlas de dicha intervención televisiva con nuestras observaciones personales:

Los flecos helenos.
Se arrancó el de Solares con una confesión para negar que el sistema se esté desmoronando: «Tenemos un problema, que es Grecia. (…) Ahora, con el paso del tiempo, estamos viendo que la solución que se dio a la crisis griega no era completa. Hemos dejado ahí flecos». Y olé. Se equivoca, según don Erre que Erre, el barómetro del CIS. Ni el paro, ni las penurias económicas, ni los políticos, ni la corrupción, ni gaitas. Nuestro problema es Grecia. Más concretamente, los flecos del problema griego. Sólo le faltó decir que los flecos eran como de plastilina.

El paro juvenil. El túnel y la luz.
La perspicacia del entrevistador reconduce al invitado hacia «el principal problema que tenemos: el desempleo»; sobre todo, el paro juvenil (43,5%). La solución, para Mr. ‘R’ «es un problema de dinero. (…) Estamos saliendo de la crisis. (…) Todavía estamos en el túnel, pero vemos la luz». Somos muchos los que, viendo esa luz al final del túnel a que se refiere el entrevistado, nos tememos que esa luz no sea otra cosa que el tren, que viene directo a atropellarnos. Un tren cargado de recortes económicos y sociales y de privatizaciones que nos empobrecerán a todos aún más.

La parábola del barco y la tormenta.
El candidato ve la luz. Y al amparo de esa luz, don Alfredo opina que ahora «ha llegado el momento de decirles a los sectores económicos, a aquellas personas que durante la crisis no lo han sentido, o que lo han sentido menos, que ya ha llegado el momento de colaborar, de echar una mano para que todo el mundo salga de la crisis y nadie quede atrás». Para alivio de las y los televidentes, el hábil entrevistador encuentra aquí su oportunidad para plantear la pregunta del millón: ¿por qué no se ha hecho antes eso mismo? La respuesta, que llega en forma de ejemplo «fácil de entender» resulta insultante, por pueril y peregrina: «No le puedes pedir al sistema financiero, a las cajas y a los bancos, un esfuerzo cuando estás en pleno proceso de reestructuración. Pero, cuando acabemos, sí. Entonces, sí, porque hay beneficios y sí se les puede pedir un esfuerzo». Aprovecha Mr. ‘R’ para adornarse con una palomita, reivindicando su progresismo al alegar que le han tildado de «izquierdista» por proponer algo así. Y pone la guinda con una parábola con la que, definitivamente, nos toma por idiotas: «Cuando un barco está en una tormenta, el piloto, el que lleva el barco, el capitán del barco tiene que hacer unas cosas; cuando la tormenta empieza a amainar, otras; y cuando amaina del todo, otras distintas». Para el candidato, el ejemplo del sistema financiero es «bastante evidente para entender por qué ahora hacemos cosas que hace un año o hace dos, sencillamente, no podíamos plantearnos».
Visto que el entrevistador estuvo, como se ha dicho, manso cual cabestro, no queda otro remedio que apuntarle desde aquí a Rubalcaba unas cuantas puntualizaciones:
- ¿Acaso han dejado nuestras grandes corporaciones de obtener en algún momento enormes beneficios con los que «echar una mano»?
- ¿No es más cierto que las grandes empresas como Timofónica ganaron precisamente el año pasado –el peor de la crisis, hasta ahora– más dinero que nunca? ¿Por qué se le permite a esta compañía antaño pública/nuestra recompensar a sus directivos a la vez que plantea, al amparo de la nueva legislación laboral, ERE’s que afectan a millares de familias?
- ¿Qué «reestructuración» han atravesado los repsoles, santanderes, bebeuves, endesas, gases naturales, o la propia Timofónica, para impedirle al Gobierno exigirles un «esfuerzo»? ¿No es peor la «reestructuración» a la que se han visto abocadas millones de familias al perder su fuente de ingresos? ¿Por qué a esas familias sí se les ha exigido ese «esfuerzo» desde el primer momento?
- ¿Qué debe hacer el armador y dueño del barco (nosotros; el Pueblo soberano) cuando su capitán actúa negligentemente durante una tormenta al conducir la nave hacia los arrecifes y arriesgar la vida de gran parte del pasaje, en contra de los cánones de navegación establecidos en el contrato armador-capitán?
- ¿Qué nueva criatura es esa de «ahora hacemos cosas que hace un año o dos no podíamos plantearnos»? ¿Qué cosas se están haciendo ahora? ¿Qué esfuerzo se les pide ahora a las grandes fortunas? ¿Dónde están las medidas concretas? ¿Por qué el PSOE debe esperar a la próxima legislatura para exigir a los ricos ese esfuerzo? ¿Acaso ‘ahora’ significa ‘después de que el PSOE gane las elecciones’?

A vueltas con el terrorismo.
Obviando todas estas cuestiones, el sagaz Mansiqueras dirige sus preguntas hacia asuntos tan trascendentes como la fecha de las elecciones, el terrorismo (un tema que, según el último barómetro del CIS, preocupa al 9,1% de la ciudadanía) o el caso Faisán. El presidenciable aprovecha el quite para lucirse insistiendo en que los terroristas están «más debiles que nunca» y en que el fin de la violencia «está ahí, al alcance de nuestras manos».

El 15M y la radicalidad.
Llegamos al momento estelar. El diestro Rubalcaba se enfrenta nada menos que a la pregunta de «uno de los impulsores del movimiento 15M» grabada en vídeo. A este impulsor no se le presenta con su nombre y filiación, que sí aclaran los subtítulos: Jon Aguirre Duch, portavoz de Democracia Real Ya. «Señor Rubalcaba: ¿qué papel pretende jugar usted, si en todos estos años nadie ha sido capaz de impulsar una ruptura radical frente a los dictados de los poderes financieros internacionales?» Lo de «ruptura radical» se lo pone a huevo a Mr. ‘R’, que se apresura a hacer gala de su moderación –por no decir su servil conformismo–, dejando claro que él no pretende «una ruptura radical con el sistema financiero». Lo que él quiere es que los poderes financieros, en España, «cumplan con su misión fundamental» dentro de «la economía de mercado establecida en nuestra Constitución». Ese encargo, el de «facilitar el crédito a las empresas y a las familias para dinamizar la economía, (…) no lo están haciendo en este momento». Lástima que el entrevistador no preguntara en ese instante por qué no se les ha obligado a hacerlo, a pesar de contar con una generosísima donación de miles y miles de millones de euros de nuestros fondos públicos.
Eso en España. A nivel mundial, el candidato psoecialista, se «conformaría, más que hacer una ruptura, con establecer un conjunto de reglas, (…) porque alguien decidió en algún momento que no hubiera reglas». Eso de señalar a un alguien anónimo como autor de la desregulación de los mercados es, lisa y llanamente, escurrir el bulto. Pretende el hábil entrevistado eludir la responsabilidad que su Gobierno y los Gobiernos anteriores, de España y de Europa, han tenido en la construcción del enrevesado galimatías legal llamado Unión Europea, que ha permitido e institucionalizado los chantajes que hoy sufre gran parte de la ciudadanía del Viejo Continente.
Pero más aberrante aún es la sibilina y subliminal relación que Tele5 establece entre el 15M y las «rupturas radicales». Al presentar esa única pregunta como representativa del movimiento de los indignados, el señor Mansiqueras está simplificando de manera injusta y torticera nuestras reivindicaciones. ¿Por qué esa pregunta, y solo esa? ¿Por qué se silencian otras exigencias, como la reforma de la Ley Electoral, la revisión a fondo de la Ley Orgánica que regula la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) o la supresión de los vergonzosos privilegios de la clase política? ¿Esas peticiones también son radicales? ¿Por qué ni siquiera se mencionan cuestiones tan importantes como la auditoría de la deuda, la tasa sobre las transacciones financieras, la reforma de la Constitución o la nacionalización de los sectores estratégicos, empezando por la banca? La respuesta es evidente: Tele5 y Mr. ‘R’ sirven a los mismos amos.

El pacto de silencio.
A partir de este punto, la entrevista resultó mucho más reveladora por sus omisiones que por los temas tratados. Refiriéndose al 15M, al que insistió en calificar de «movimiento juvenil», el propio Rubalcaba admitió que «sería de necios no escucharlo», e incluso reconoció que «hay cosas que dicen, que tienen razón», aunque prefirió no aclarar cuáles son esas cosas. Se habló de la banca, pero no se mencionó la palabra ‘privatización’. El asunto de la vivienda y las hipotecas («nuestro burbujón») se abordó, en primer lugar, insistiendo en la falacia que Mr. ‘R’ llama «pecado original (sic): hay quien pide una hipoteca y, probablemente, se fue más allá de lo que podía pagar». Sin embargo, no se tocó la cuestión de la dación en pago, y mucho menos, la del bloqueo parlamentario del PP$OE a las distintas iniciativas que han promovido esa solución. Se habló de corrupción –o mejor: se mintió sobre ella: «durante muchos años nos hemos esforzado por castigarla»–, pero no se hizo mención alguna a los indecentes privilegios de los políticos. Se trataron temas como la Educación y la Sanidad, pero no hubo ninguna referencia a los drásticos recortes en esas partidas ni a su privatización de facto.

Conclusiones.
En resumen, se pudo constatar una vez más que los políticos utilizan la prensa y la televisión más como un aparato de propaganda que como un medio de información. Sus mensajes no van dirigidos a la gente formada e informada, sino a los pobres incautos que ignoran la realidad de lo que sucede. Las preguntas serviles y pactadas, la artera manipulación en las exposiciones y, sobre todo, las importantísimas exclusiones en los temas tratados convirtieron la entrevista en una cuña publicitaria de 20 minutos. La ciudadanía no podrá ejercer sus derechos constitucionales a recibir una información veraz (art. 20.1.d) o a acceder a los medios de comunicación estatales (Art. 20.3) mientras propuestas como la de Iniciativa Debate no se lleven a la práctica.
El mismo discurso, por cierto, se ha trasladado también a otra entrevista, concedida esta vez a Juan Ramón Lucas en RNE. Los planteamientos han sido calcados, incluida la parábola del barco y la tormenta. A propósito de tan pueril metáfora, le recordamos desde aquí a Mr. ‘R’ que los dueños del barco somos nosotros, el Pueblo soberano, y que lo que ha hecho la tripulación al obedecer a otros amos distintos es un acto de insubordinación. Los rebeldes, con ‘R’, son ustedes, don Alfredo, y no nosotros. Los amotinados no están en las calles y las plazas; están en las Cortes españolas, en el Palacio de la Moncloa, en el Parlamento europeo y en el Consejo de la Unión.

Red Kite, julio 2011.

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